Vaciá tu cerebro saturado

10 de enero de 2023
Por: Kate Cross

Como un cajón que está demasiado lleno, nuestros cerebros no pueden hacer frente a tanta información. Si llenás más y más ese modesto mueble, te arriesgás a que el contenido se arrugue y los mecanismos se rompan.

En términos técnicos, nuestros cerebros estarían sufriendo una “sobrecarga cognitiva”, un estado de ser demasiado familiar, algo más allá de lo que podés soportar.

“La ‘carga cognitiva’, por lo general, se refiere a la dificultad de una tarea”, declara el experto en neuropsicología de la Universidad de Bond, Oliver Baumann.

“La dificultad puede estar relacionada con demandas temporales (es decir, cuánto tiempo está disponible para la tarea), demandas de atención (¿hay distractores?), demandas de memoria (¿cuánta información debe ser recordada?), y demandas de razonamiento estratégico y lógico (¿cuán complejo es el problema?)”, explica.

No llama la atención que, con cuantas más tareas ocupemos nuestro tiempo y cuanto mayor sea su complejidad, mayores serán las posibilidades de que nos sintamos sobrecargados a nivel cognitivo. La superposición de plazos (incluyendo el intento de recordar qué hacer y cuándo) también puede contribuir a esta sensación, al igual que las emociones asociadas a una tarea, como el estrés, señala el Dr. Baumann.

Todo el mundo tiene un límite

En un artículo para The Conversation, el profesor de psicología cognitiva Ben Newell indica que la investigación ha demostrado que nuestras decisiones se vuelven erráticas cuanto más se saturan nuestros cerebros.

“Nuestro pensamiento se vuelve menos agudo”, agrega el Dr. Baumann, que dice que entre los efectos de estar “abrumado cognitivamente” se encuentran los errores de memoria de la antigua y nueva información “que compiten por el espacio de almacenamiento”, además del cansancio y el hambre.

En el lado emocional o mental, afirma que “las situaciones de estrés intensivo prolongado pueden desgastar el cuerpo”.

“Todo el mundo tiene un límite en cuanto a las demandas cognitivas”, explica el Dr. Baumann, quien aclara que los límites “difieren de acuerdo con nuestras fortalezas y debilidades cognitivas”.

Algunos de nosotros, agrega, tenemos mejores recuerdos que otros, mientras que las tareas que dominamos (como, por ejemplo, pasar la aspiradora) o que nos gustan no tienden a agotar nuestras reservas cognitivas tanto como los desafíos desconocidos o complejos.

Entonces, ¿cómo alivianamos nuestra carga cognitiva o “vaciamos nuestros cerebros”, por así decirlo?

Durmiendo, según el Dr. Baumann.

“En lugar de estar en reposo, nuestro cerebro se somete a una serie de importantes funciones de mantenimiento mientras dormimos”, señala, y explica que “la información irrelevante se elimina, mientras que la información importante se consolida”.

Este mecanismo, agrega, “fue perfeccionado evolutivamente durante millones de años, incluso las moscas duermen”.

Sin embargo, si la hora de acostarse se retrasa un poco, podría valer la pena que reevalúes tu lista de cosas por hacer y te recuerdes que sos simplemente un humano.

“Divide y vencerás. No sientas que tenés que hacerlo todo a la vez”, escribe el profesor Newell.

Es más fácil decirlo que hacerlo, pero vale la pena intentarlo, al menos por el bien de nuestros cerebros.

Zurichwell - Notas