Cómo reconocer un mal consejo

04 de enero de 2021
Por: Kate Cross

Cuando el presentador del Tonight Show, Jimmy Fallon, les pidió a sus seguidores que tuitearan consejos extraños y divertidos que habían recibido, ya podés imaginarte las palabras de sabiduría que soltaron.

“Un chico me invitó a comer por mensaje de texto y le pregunté a un amigo cómo decirle que no amablemente. Me contestó que le dijera que no me gusta la comida”, tuiteó un seguidor.

“En la primaria me recomendaron que pusiera los libros de texto debajo de la almohada para que mi cerebro pudiera absorber su contenido durante la noche”, publicó otro.

Los consejos provienen de muchas fuentes, algunas de ellas divertidas e incluso peligrosamente terribles y fáciles de relegar a la columna del “¡no hagas eso!”. Sin embargo, otros consejos son más difíciles de encasillar.

La científica social e investigadora de consejos Erina MacGeorge afirma que no siempre es posible determinar si un consejo es objetivamente malo.

“Tomar esa decisión requiere de una norma objetiva; por ejemplo, si el consejo se basa en hechos, o si seguir el consejo podría ser perjudicial”, señala la profesora de la Universidad Estatal de Pensilvania, y añade: “Muchas de las cosas sobre las que recibimos consejos no tienen ese tipo de normas objetivas”.

El hecho de que un consejo sea bueno o malo puede ser “una cuestión de opinión”, asegura la Dra. MacGeorge, quien también explica que a veces el valor del consejo solo se pone de manifiesto “después de haberlo seguido y de que las consecuencias sean claras”.

A pesar de estas áreas tan grises, los expertos, incluida la Dra. MacGeorge, afirman que hay ciertas normas que se pueden utilizar para decidir si el asesoramiento es adecuado para vos.

Los criterios de los malos consejos

Preguntate a vos mismo:

  1. ¿El consejero es digno de confianza? “¿Hay alguna razón para creer que la persona que te asesora puede estar aconsejándote algo que le interesa más a ella que a vos?”, pregunta la Dra. MacGeorge. Chandra Clements, consultora ejecutiva y coach, añade: “¿Es la persona alguien a quien te gustaría imitar? Si no es así, tal vez debas elegir una fuente mejor”.
  2. ¿El consejo va a guiarme en la dirección correcta? Según Clements, es importante evaluar la sostenibilidad de la acción recomendada y la probabilidad de “perder el impulso”. La Dra. MacGeorge añade: “¿Vale la pena el esfuerzo? ¿Es factible?”.
  3. ¿Otras personas a las que respeto me darían un consejo similar? “Este no es un criterio perfecto en sí mismo, porque los consejos únicos pueden ser realmente valiosos”, declara la doctora MacGeorge, que añade: “Pero hay que escudriñar el consejo con más atención si otras personas que considerás expertas y dignas de confianza te dan consejos contradictorios”. 
  4. ¿Puedo soportar las consecuencias si el consejo tiene un mal resultado? La Dra. MacGeorge te anima a considerar este punto porque “al final, tus decisiones son tuyas y tenés que vivir con ellas”.

Los remordimientos nunca son divertidos, así que aplicá el criterio y confiá en tu instinto. Y recordá: según las palabras de la Dra. MacGeorge, “si no sabés mucho sobre la persona que te aconseja, el problema o la acción que te sugiere, andá más despacio y ejercitá tus mejores habilidades de pensamiento crítico”.

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