Malos hábitos: Cómo ayudar a dejar y eliminarlos

09 de enero de 2023
Por: Kate Cross

Desde abordar la inactividad física hasta superar el consumo excesivo de alcohol, muchos de nosotros queremos o necesitamos hacer cambios para mejorar. Para eso, tener el apoyo de un ser querido puede ser de gran ayuda.

Pero ¿qué significa para vos si sos el ser querido? ¿Cuán comprometido debés estar, qué debés (y no debés) hacer para ayudar y cuánto estrés va a suponer tu participación en la relación, especialmente si la persona no quiere cambiar?

Les preguntamos a los expertos y elaboramos esta guía para ayudar a un ser querido a cambiar, teniendo en cuenta tus valores (y tu cordura).

1. Entendé lo difícil que puede ser el cambio

El cambio puede ser complicado. O puede estar muy claro. Según la psicóloga Patrea O’Donoghue, “depende del grado de compromiso con el nuevo comportamiento”.

“Si el compromiso con el nuevo hábito es inquebrantable, el viejo comportamiento puede eliminarse casi instantáneamente”, dice. Sin embargo, agrega, “si el compromiso no es tanto un compromiso, sino más bien una actitud de ‘voy a intentarlo’, entonces el esfuerzo de cambio también puede ser más bien débil”.

A pesar de la estadística popular de que el 70% de los esfuerzos de cambio fracasan, un estudio publicado en el Journal of Change Management en 2011 afirmó que “no hay pruebas empíricas válidas y confiables que apoyen” este mito.

El fracaso, según O’Donoghue, depende en parte de nuestra motivación: “Muchas personas luchan con el cambio de comportamiento por una variedad de razones: porque piensan que deben, porque piensan que alguien más piensa que deben, porque quieren complacer a alguien. La mayoría de los esfuerzos como este están destinados a ‘fracasar’ porque son impulsados externamente. Sin embargo, cuando cambiamos debido a motivadores valorados internamente, es más probable que hagamos el cambio con más éxito”.

Sin embargo, esto no sugiere que, incluso con un firme compromiso con el cambio, el viaje vaya a ser fácil. La pérdida de peso, por ejemplo, no es una hazaña insignificante.

La psicoterapeuta consejera e hipnoterapeuta clínica, la Dra. Karen Phillip, afirma: “Los desafíos pueden presentarse, y se necesita tiempo para lograr el cambio. La persona también necesita establecer un conjunto de estrategias y técnicas que pueden ayudar a hacer el cambio”.

2. Cuidado con la “discrepancia de percepción”

Considerá esto: una persona dice que el tiempo diario que pasa frente a una pantalla es “razonable”; el ser querido lo califica de “excesivo”. ¿Quién tiene razón?

“Como dice el refrán, ‘la percepción es la realidad’, y la realidad de una persona puede no ser la misma que la de otra”, asegura O’Donoghue. No es de extrañar que las realidades conflictivas puedan causar roces.

La Dra. Phillip cree que “se puede crear una tensión considerable cuando un compañero muestra un hábito o comportamiento que el otro encuentra ofensivo o inaceptable”. “A menudo, la pareja no puede entender la razón por la que su ser querido está teniendo un comportamiento particular y por qué simplemente no puede decidir dejarlo o cambiarlo”, añade.

Según O’Donoghue, el grado de tensión que puede causar un comportamiento depende “en gran medida de cuánto el ‘mal hábito’ de la pareja va en contra de los propios valores de la otra persona”. “Las decisiones personales”, explica, “pueden estar influidas por las normas culturales imperantes, así como por nuestra propia brújula interior”, es decir, “lo que nos parece correcto”.

O’Donoghue señala que, si bien la información creíble y confiable “puede ayudar a informar sobre lo que es demasiado o lo que es ‘malo’ para nosotros”, por lo general no alcanza para instigar el cambio.

“Un modelo de cambio habla de la ‘precontemplación’ en el proceso de cambio”, explica. “Esto sucede cuando la persona está en negación o genuinamente no ve el comportamiento como un problema. Incluso cuando se le presenta información ‘racional’, la persona puede encontrar una manera de justificar su comportamiento como no problemático. Para ellos, los aspectos positivos del comportamiento superan cualquier percepción negativa”.

3. Pensá en tus opciones

Si una pareja no se pone de acuerdo sobre un comportamiento, acordar estar en desacuerdo podría ser una opción viable, dependiendo de lo que esté en juego.

El psicólogo clínico Leon Seltzer escribe en un artículo de Psychology Today: “Estar de acuerdo en estar en desacuerdo puede ser esencial en la evolución de una relación”. Pero agrega: “En general, no es suficiente. También necesitás saber cómo llegar a compromisos efectivos cuando tus preferencias difieren”.

O’Donoghue indica que “a fin de cuentas, las dos personas de la relación son individuos y adultos. Cada uno puede elegir la forma en la que quiere vivir su vida”.

“Aunque sería bueno pensar que podemos influir en nuestras parejas para que cambien para mejor, esa visión en realidad roza la ilusión”, dice.

“Podemos compartir nuestra perspectiva, pero en última instancia ellos harán su propia elección y nosotros elegimos cómo responder a esa elección”.

“Elegí tus batallas”, concluye y “decidí cuán importante es algo para vos”.

4. Al ayudar, practicá lo que se debe y no se debe hacer

Supongamos que ambas partes están de acuerdo en que cierto comportamiento es insano y debe cambiar. ¿Cómo deberías ayudar como el ser querido?

Lo que sí debés hacer

O’Donoghue te recomienda:

  • Tener paciencia y darles libertad para cambiar.
  • Determinar lo que es aceptable e inaceptable y establecer las consecuencias.
  • Ser compasivo. Pensá en los momentos en los que no diste lo mejor de vos.
  • Pensar antes de hablar. Preguntate a vos mismo: ¿es cierto, útil, inspirador, necesario y amable?
  • Conseguir tu propio apoyo y acordarte de vivir tu vida.

La Dra. Phillip agrega:

  • Hablar y escuchar a la persona que puede estar luchando con el cambio.
  • Reconocer su esfuerzo.

Lo que NO debés hacer

O’Donoghue desaconseja:

  • Decir cada pensamiento que se te venga a la mente. Recordá que todos somos humanos y podemos equivocarnos.
  • Ignorar tu papel en el proceso de responsabilidad.
  • Malinterpretar tu papel: no sos su médico/terapeuta/psicólogo/asesor/entrenador/grupo de apoyo. 
  • Ser impreciso.

Y la Dra. Phillip agrega:

  • Criticar: “El éxito puede ocurrir si el ambiente es positivo y sin juicios”.
  • Ignorar los pequeños esfuerzos: “Trabajá con la persona, elaborando sobre su capacidad y los pequeños pasos logrados, y tu confianza en ellos para tener éxito”.

Posibles consecuencias de malos hábitos

Los malos hábitos pueden tener repercusiones significativas en la vida de una persona, tanto a nivel físico como emocional y social. Estos hábitos pueden variar desde el tabaquismo y la falta de ejercicio hasta el consumo excesivo de alcohol o una dieta poco saludable. Las consecuencias de mantener estos malos hábitos pueden manifestarse de diversas maneras, incluyendo problemas de salud física como enfermedades cardíacas, diabetes, obesidad y cáncer. Además, pueden afectar la salud mental, contribuyendo a la ansiedad, la depresión y el estrés crónico. Socialmente, los malos hábitos pueden llevar al aislamiento, la alienación de amigos y familiares, y dificultades en las relaciones interpersonales. En última instancia, estos hábitos pueden disminuir la calidad de vida y reducir la esperanza de vida de una persona. Por lo tanto, es crucial abordar y cambiar estos malos hábitos para prevenir estas posibles consecuencias adversas y promover un bienestar general.

¿Los esfuerzos no dan frutos?

A pesar de tus esfuerzos y los de tu ser querido, el cambio podría no funcionar de la manera que a ambos les gustaría. Ahí es donde un experto podría ser útil.

La Dra. Phillip indica: “El apoyo profesional puede proporcionar una red de seguridad para que el individuo pueda ajustar su comportamiento a pequeños pasos. En general sabemos lo que queremos o necesitamos hacer, pero es el cómo lo que falta. Aprender el cómo hace que el cambio sea más fácil”.

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